Querido cuaderno:

Ya hace dos meses desde que empecé a escribirte. Las cosas han cambiado mucho. Y aún cambiarán más. He tenido altibajos, muchos. Tal vez demasiados. Pero estoy aprendiendo a conocerme a mi misma. A derrotar a mis monstruos del pasado y a quererme tal y como soy.

Todavía soy insegura, pero estoy trabajando en ello. Poco a poco creo que podré ser capaz de lograrlo.

En estas páginas hay mucho drama. Muchos sentimientos. Emociones. Historias. Dolor. Y sufrimiento. Siento que estoy dejando un pedacito de mi alma entre hojas y papel.

Me desahogo cada vez que te escribo. Pero también lloro cuando recuerdo las cosas que escribo. En cierta manera, este cuaderno es todo lo que he sido, y tal vez lo que estoy aprendiendo a ser.

Estos dos meses han pasado rápido, pero a la vez lento. No sé como explicarlo. Deberías estar en mi cabeza para entenderlo.

No sé muy bien qué estoy escribiendo ahora mismo. Simplemente quería escribirte. Porque me siento cómoda cuando lo hago. Y porque me gusta dejar constancia del cambio que espero estar dando.

Sé que tengo traumas y miedos. Pero quiero superarlos. Tengo que hacerlo por mi misma. Me lo debo por todo el sufrimiento que he tenido que pasar. Me lo merezco.

Quiero ser una segunda versión de mi misma. Mejorada y renovada. Y solo yo soy la única que puede dar ese paso. Solo yo puedo decidir a dónde quiero ir y qué camino coger.

Yo. Solamente yo.

Así de fácil y sencillo.

Sigue luchando. Sigue trabajando. Sigue aprendiendo.